* Por César Pizarro Barcasnegras
El titánico esfuerzo interinstitucional que rápida, oportuna y acertadamente han venido realizando diversos funcionarios y entidades públicas del nivel regional y nacional, frente a las consecuencias devastadoras dejadas por los huracanes Eta y Iota, la mayoría de las veces se ve opacado por la mezquindad política de algunos actores de oposición, quienes con el afán de mostrar incapacidad e ineptitud, se dedican a desinformar, descontextualizar o distorsionar las acciones de Gobierno.
Bien es cierto que nuestro Estado muchas veces es lento y paquidérmico, pero como había venido ocurriendo durante década y media desde el paso del huracán Beta por Providencia en 2005, nadie o pocos esperaban un fenómeno de esta naturaleza que solo sería equiparable a lo ocurrido con Armero en 1985.
Atender estas contingencias demanda que se adelanten esfuerzos tanto fiscal, administrativa, como operativamente por parte de los diferentes agentes públicos para restablecer a condiciones anteriores o por lo menos a estabilizar territorialmente a los damnificados por dos fenómenos naturales de gran capacidad destructiva, que en menos de tres semanas, impactaron uno detrás del otro el territorio del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.A las autoridades le corresponde hacer lo suyo y con mucha diligencia, pero no por ello, las comunidades pueden actuar insensatamente y éstas también tienen que actuar con actitud propositiva para ayudar a solucionar los graves problemas que tenemos encima, y no a generar caos y confusión creando dudas, suspicacia y hasta desconfianza a las ayudas que se le ofrecen o poner palos en la rueda a las soluciones que se requieren.
Más que los justos reclamos de los verdaderos damnificados, que han sido más serenos y respetuosos en demandar legítimamente y con su humildad característica, la atención y solución a sus problemas, hay una serie de oportunistas que le cobran al sistema estar excluidos hoy día del manejo de los asuntos de Gobierno, o haber perdido electoralmente el poder, o por simple controversia ideológica, quienes le apuestan al fracaso gubernamental para sus propósitos políticos, así eso implique llevarse de por medio a la comunidad, o impida que haya un progreso o avance social de la población.Si esta actitud de estos actores políticos solo se tratara de un asunto que afecta la vanidad política de los funcionarios públicos encargados de ofrecer las soluciones que reclaman las diferentes comunidades, sería un asunto de poca monta.
Pero lo que realmente están causando es una conflictividad socio política que dificulta las acciones oficiales que tienen que ofrecer soluciones a la comunidad afectada.Un ejemplo de lo dicho es que las opciones de solución temporal que se están ofreciendo, ni siquiera desde los gobiernos, sino desde el sector privado, no puede ser rechazado con teorías conspirativas o sesudos análisis sesgados y que hacen parte de causas políticas fracasadas, totalmente descontextualizadas y desactualizadas, que generan incertidumbre, dudas, desconfianza y hasta rechazo de la población afectada que termina convencida por esos críticos de oficio que lo que le están entregando es inadecuado y definitivo.
Este es un momento más que para criticar todo, para ofreceré ayudas, recomendaciones, sugerencias, criticas con intensión de construir, no de destruir, ni sabotear; no de apostarle a que todo salga mal para que éstos en su inmensa vanidad política presuman ser portadores de la verdad revelada.
Las redes sociales no ayudan, y entonces en lenguaje se torna en una especie de Torre de Babel moderna, cibernética, que por su inmediatez y rapidez crea una confusión colectiva tan devastadora como los huracanes, generando que nadie sepa a quién creerle, que hacer, y que recibir.
Todos tienen que poner de su parte y no dificultarle la tarea al Presidente, al Gobernador, al Alcalde, a los militares, brigadistas, socorristas y voluntarios todos que están trabajando en el terreno, padeciendo tantas inclemencias climáticas como cansancio laboral, y lo están haciendo como parte de su trabajo, pero también por consagración, ya que en algunos casos, hay más voluntad que obligación.
Y es justo que también se les reconozca su esfuerzo hasta el cansancio, no que por todo se les trate de inútiles, incompetentes o ineptos porque magos no son, supermanes, tampoco. Son de carne y hueso, con fallas, con aciertos, con sueños, también con familias, y están en Providencia y Santa Catalina atendiendo el llamado de unos compatriotas agobiados por la destrucción; están ayudándolos, atendiéndolos, y esa comunidad que recibe su atención lo hace con gratitud, con cariño y con reconocimiento.
Pero no hacen lo mismo los actores políticos y de opinión que se aprovechan de las falencias, los desaciertos, las fallas, la magnitud del desastre que desborda las capacidades humanas de quienes trabajan en el campo, para sabotear, para atravesar palos en la rueda, para descontextualizar, para especular, y sobre todo para destruir lo que otros tratan de reconstruir.
Por eso en este escenario, vale la pena destacar voces reposadas y serenas, como la del líder providenciano Angel Britton, quien no obstante encontrarse en el exterior, hace un enérgico reclamo a que se prioricen y aceleren las soluciones a la gente, pero sin incurrir en exabruptos, sin usar agresiones, sin insultos, sin politización ni polarización del tema.
Lo hace con un llamado a la concordia, a la unidad, a la coordinación, a la unificación de criterios, reconociendo lo que se está haciendo, pero reconociendo que el equipo de gestión de riesgos está al frente de una emergencia que nunca antes ha tenido antecedentes en la historia del país.
“Sabemos la complejidad del caso y agradecemos toda la buena voluntad pero es el momento de reconocer que aunque la respuesta ha sido espectacular y todo ha sido de buena voluntad, hay que definir criterios para emprender las acciones sin perder de vista un concepto muy necesario que es definir entre lo importante y lo urgente.”
Tal como lo dice Britton, hay que definir una Gerencia colegiada integrada, porque el mayor problema es la desinformación, ya que se desconocen la posición del gobernador, del alcalde, ahora también hay un representante Raizal, un gerente regional, pero se impone una posición del gerente nacional; pareciera que todos hablaran un idioma diferente con tantos actores hablando por separado; es importante la reconstrucción, pero lo más importante es la gente que está desesperada por la situación que está padeciendo, por no dormir.
De modo que la critica es buena y necesaria, pero de forma constructiva y respetuosa, sin desinformación, sin descontextualización, sin animo revanchista, sin animo saboteador y de atravesarsele al trabajo de los otros, Por lo menos, en este momento en el que las comunidades afectadas necesitan soluciones urgentes, harían bien muchos en no sabotear los procesos.